Mati Ramos, un piloto que acelera en la pista de la vida
Es uno de los pilotos con más proyección de Puerto Madryn, en lo que respecta al Enduro. Desde muy pequeño comenzó con el Motars y siempre demostró muy buenas cualidades, pero lo que muy pocos conocen es sobre su capacidad diferente: hipoacusia severa bilateral. Sin embargo, Matías Ramos sorprende arriba de su moto y queda demostrado que en el deporte de las motos la inclusión es una realidad.
Matías, en el 2015 fue el ganador del primer Enduro Cross de Playa Unión, en aquella oportunidad con Seba Bianchi y Jonathan Iparraguirre. Luego, en 2016, repitió la victoria pero ahora teniendo a su hermano Daniel entre los integrantes del equipo y junto a los amigos “Rulo” Constantini y Leandro Del Villar. Y hace muy poco estuvo cerca de repetir en el EC “Desafío en Equipos”, aunque quedó muy satisfecho con un gran segundo lugar.
En el Enduro APE comenzó muy bien, y luego fue trasladado a otra categoría. Claro, Matías vuela.
En El Podio Sur hemos informado mucho sobre sus actuaciones, pero realmente no hemos remarcado su capacidad diferente. Es que para nosotros es un piloto más, como todos, pero cuando nos detenemos a pensar en que no escucha bien, usa audífonos para escuchar de cerca, lee los labios, habla en lenguaje de señas, utiliza el tacto para sentir su moto… ahí podemos decir que Matías tiene un talento especial.
“Mi familia está formada por mis padres Alcides y Dora, mis hermanos Daniel y Florencia. Un 30 de julio de 1.998 llegaba yo, Matías Ramos, para ser parte de mi hermosa familia que Dios me concedió”, comenzó contándonos Matías con ayuda de sus familiares.
Y luego, él mismo dijo: “Pero no era todo alegría por el proceso que les hice pasar a mis padres, nací antes de tiempo, con 5 meses de gestación, es decir prematuro. Solamente me daban 72 horas de vida con 1.800 kg. Desde ya no había nada qué hacer, decían los médicos, solamente esperar. Ahí se encontraba mi mamá, preocupada y mal por la situación, gracias a Dios pude salir y fui evolucionando bien. Como no tenía mis pulmones y mis oídos le faltaban desarrollarse, en esa época la ciencia era escasa, me tocaba enfrentarme y pelear por mi vida. Me contaron que estaba rodeado de cables por todos lados, estuve un mes separado de mi familia. Cada día que pasaba le quitaba una sonrisa a mi mamá porque era la única que podía estar conmigo. Fui evolucionando bien y al mes de dieron el alta. Al llegar a mi hogar mi familia me esperaba para brindarme su cariño y atención. Cuando ingresé al jardín se dan cuenta que tenía problemas en mi audición, era una etapa difícil porque no sabía qué me pasaba y era que mis oídos no me respondían. Pero el ruido de las motos que pasaban por las calles lo escuchaba normal. Empecé con el deporte, el que más amo que son las motos. Tenía 8 años cuando empecé en la escuela minimotars con mi profe Pato Beraza, él me enseñó en el comienzo de mi carrera y la verdad que estoy muy agradecido por todo lo que me brindó”.
“Así empecé, salí campeón del Enduro Extremo en Sierra Grande. Después empecé Enduro APE cuando vino a Puerto Madryn por primera vez, corrí, me gustó, sigo corriendo y siempre agradecido con todos lo que me dan palabra de aliento para que pueda seguir. Estoy muy contento por haber terminado la escuela secundaria saliendo Primer Escolta, ¡Dios me sorprende!”, confesó con gran alegría.
La vida le puso una prueba difícil a Mati, desde su mismo nacimiento. Con un deporte que ama, motociclismo (ya sea Enduro, campo traviesa o Enduro Cross) pero sobre todo con una familia que lo acompaña día a día Mati Ramos gana todos los días no en cualquier circuito, sino en la pista de la vida.
“Qué más contar de mi vida, tengo unos padres que valen oro, que hacen todo lo posible para mí y mis hermanos. Dan todo por sus hijos. Agradecer por las motos que tengo con mi sexto sentido que me ayuda a detectar cuando mi moto anda fallando, es en el pulso de mis manos ya que con mis oídos no puedo. Para mi cada carrera es un desafío muy grande, lo importante es largar y llegar feliz y contento, dejando bien en alto a Ramos Competición. Además me pone muy contento ver la alegría de mis padres, que siempre están presente. Somos una familia de bajo perfil, eso siempre lo tengo presente, siempre viajamos en silencio. Yo soy el que más mimos se lleva, pero a todos los que tengan un familiar con capacidades diferentes les digo que sí se puede, tienen que inculcarle el deporte porque sí se puede”.
Matías hizo la Escuela Primaria en la Nº 516 de Educación Especial. Luego terminó la Escuela Secundaria 528 de Formación Integral. Pero así como en el deporte, Mati Ramos va por más. “El año próximo quiero empezar la Escuela Secundaria normal a la noche, son tres años; ése es mi objetivo junto a seguir corriendo”, dijo este gran piloto que todos los días corre para superarse en la pista de la vida y mientras lo hace, deja muchas enseñanzas a los que lo vemos pasar.